De Ginza, el distrito más lujoso de Japón, a la Llotja de Mar en Barcelona. Este ha sido el lugar elegido por Shiseido para celebrar su evento corporativo, en el que la Florería fue la encargada de aportar ese punto de sofisticación y elegancia al encuentro que la marca nipona celebró con la participación de una delegación francesa de la misma.
Shiseido es sinónimo de lujo, de belleza, de naturalidad y elegancia. La milenaria tradición japonesa del cuidado de la piel, el uso de perfumes como símbolo de fuerza y poder, así como la elegancia minimalista de los detalles. Esa fue la inspiración de la Florería al elegir la decoración de este evento. La horizontalidad la conseguimos con grandes mesas imperiales, vestidas con manteles en tonos plata, y sillas de palillería en metacrilato, haciendo un guiño al cristal. Fue este elemento, el cristal, el elegido como hilo conductor de este encuentro corporativo.
A lo largo de las mesas instalamos esbeltos violeteros de aire modernista que, reflejados en un camino de mesa elaborado a base de espejos, portaban exquisitas orquídeas phalaenopsis blancas. La altura de los jarrones de cristal, de 60 y 80 centímetros, así como los altos techos de la Llotja de Mar, aportaban una distinción natural al espacio y a la decoración.
La compleja sencillez de las orquídeas, velas blancas en candelabros de cristal, así como una iluminación ténebre, daban a este evento Shiseido la elegancia y sofisticación que caracteriza a la marca de cosméticos más famosa de Japón. La elección que hicimos de la orquídea phalaenopsis como elemento floral protagonista de este evento fue debido a la delicada belleza que caracteriza a esta flor, así como a su versatilidad
El cátering elegido para la ocasión fue Jubanyevents, que sirvió una deliciosa cena en este espectacular espacio. El cristal, presente en los violeteros modernistas, también fue el material elegido para el servicio de mesa.
Cristal, orquídeas blancas de aire mínimal, altos violeteros que jugaban con la verticalidad del espacio así como la oscuridad, rota por focos en tonos cálidos, aportaban al lugar un toque místico, elegante y sofisticado.